5/2/10

Nieve: es todo tan tierno!

Esto de la nieve...se nos está yendo de las manos. Cada vez que salgo de casa aumenta la probabilidad de mi caída sobre el hielo, ojo, el hielo, que no la nieve; y con ella aumenta la probabilidad de que sea más doloroso.
En vez de perfeccionar la técnica de equilibrio al caminar sobre el hielo día y noche, cada día estoy más patosa y atiendo menos. Ahora voy a 2 caídas por semana, y la del miercoles acabó conmigo.
La primera caída fue algo gracioso, salíamos J y yo borrachas de una discoteca dispuestas a irnos a casa, y J llevaba la mochilita por dentro del abrigo y parecía una culona. Con la risa floja y los jijis y jajas, le digo foto foto!! y... PAM!! al suelo. Me caigo en la cara de unos alemanes. Se empiezan a partir el culo, yo tambien y sin fuerzas para levantarme me quedo riéndome, y J. toda cabreada gritándoles: "Warum lacht ihr????". Esa fue graciosa.
La siguienet caída fue peligrosa, yo la llamaria la caída "Lebensgefahr". Me resbalé en la acera y me caí a la calle, donde maravillosamente venía el queridísimo M29 al que esperábamos ya 20 minutos y gracias a mi genial agilidad de atleta me levanté corriendo y no me pilló. En esta caída tambien estaba J presente, y no le hizo ni puta gracia.

Entre medio me pierdo entre un par de caídas de tonta patosa, por aquí y por allá.

La semana pasada tenía clase de alemán a las 10:15. Suelo levantarme sobre las 8 porque me gusta ir con calma. Y eso que alargas, alargas y alargas. Me despierto a las 10:30. Fantástico, aun llego a alemán, porque es hasta las 14:00.
El aula de alemán es más conocida por el nombre "Bunker", dado que se encuentra saliendo por un pasillo de la universidad y bajando un jodido caminejo de tierra.
Qué bonito, con la nieve y sin la gravilla, me resbalé cual niño en trineo y me quedé amarga. Al levantarme, di un paso más, y...REDOBLE de trineo!! ahi si que me quedé muerta, se me dobló el pie como plastilina y me quedé amarga amarga. El mundo no quería que llegase a alemán. Como pude seguí bajando el caminito, y cuando llegué a clase de alemán y pedí perdon por el retraso, todos se dieron cuenta de que todo mi culo y mi espalda estaban llenos de nieve. Todos lo supieron.

Entre tanto, todos nos pegamos unos bailoteos cada mañana y cada tarde sobre el hielo intentando no caer.

Y la última, el miércoles. Quedé a las 8 con una amiga de Valencia que estaba aquí de paso con su padre por viajes de negocios. Salgo por mi calle toda puesta y mona, cruzo la calle, y al girar para ir a la parada del bus...ZAS. Me quedé ahi. Llamen a una ambulancia.
No me caí sobre la nieve, qué va. Eso no era hielo, eso eran un millón de orcos apaleándome. Resbalé cual coche de carreras derrapando. Antes de levantarme, miré hacia todos los lados para asegurarme de que nadie me había visto, dado que vivo en el barrio de la Merkel y no hay mucho trajín a las 8 de la tarde. Efectivamente, nadie lo vio, esto no ha pasado. Me levanto. Siento como si las medias de neopreno estuviesen parando la sangre que me chorreaba por las piernas. Me voy, quedo con mi amiga, me escuece, vuelvo a casa, me quito las medias: HOLA MORATONES.

Voy a la última, el morado se lleva, el vintage y lo hortera se lleva, y mis piernas son de lunares morados. Hola, soy Carmen de España.

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